
Filtrado y Clarificación del Vino: Paso Final Antes del Embotellado
Jose Andres Cocom BastoShare
Al finalizar el proceso de crianza del vino, se debe realizar un filtrado y clarificación del líquido para garantizar una apariencia limpia y atractiva antes del embotellado. Estos procesos permiten eliminar sedimentos y partículas en suspensión, logrando un vino más limpio y brillante. Aunque existen métodos industriales como el prensado, centrifugado y filtración por gravedad, en esta guía utilizaremos el método de filtración por gravedad, sencillo y económico.
Filtración por Gravedad

Este método de filtración consiste en pasar el vino a través de un filtro que retiene partículas sólidas y sedimentos sin la ayuda de una bomba. La diferencia de presión entre la entrada y salida del filtro, obtenida por la altura entre ambas, permite que la gravedad impulse el paso del vino y retenga los sedimentos.
La filtración y clarificación son pasos esenciales para mejorar la estabilidad y apariencia del vino, aumentando su vida útil y asegurando un aspecto visual óptimo para el consumidor.
Clarificación: Técnicas y Clarificantes
Durante la fermentación, el vino adquiere una apariencia turbia debido a la presencia de levaduras, bacterias y otras partículas en suspensión. La clarificación ayuda a eliminar estos elementos, ya sea de forma natural (clarificación estática) o mediante clarificantes que aceleran el proceso.
Clarificación Estática

En la clarificación estática, se permite que el vino repose para que las partículas más pesadas se depositen en el fondo por gravedad. Luego, se realiza el trasiego, pasando el vino a otro recipiente para separar el líquido limpio del sedimento. Sin embargo, este proceso puede ser lento y no elimina por completo las partículas más pequeñas.
Clarificantes

Para acelerar la clarificación, se pueden añadir sustancias clarificantes que floculan (se aglutinan) en el vino, arrastrando las impurezas hacia el fondo. Algunos de los clarificantes más comunes son:
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De origen animal:
- Claras de huevo: Ideal para vinos tintos. La albúmina de huevo mejora además el aroma y suaviza los taninos.
- Caseína (leche): Preferida para vinos blancos.
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De origen marino:
- Alginatos: Derivados de algas, ideales para vinos con alto nivel de proteínas.
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De origen mineral:
- Bentonita: Excelente para vinos blancos y rosados, ya que elimina proteínas y estabiliza el color.
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De origen químico:
- Anhídrido silícico: Utilizado en pequeñas dosis para reducir turbidez en vinos claros.
Clarificación con Bentonita y Albúmina de Huevo
La bentonita es uno de los clarificantes más versátiles, usado tanto en tintos como en blancos y rosados. Se prepara diluyendo 30 gramos por cada 100 litros de vino, dejándola reposar y luego añadiéndola al vino en movimiento. Este proceso acelera la caída de partículas y ayuda a estabilizar el vino en un período de 12 días.
Por otro lado, la albúmina de huevo es popular para tintos, donde suaviza los taninos y mejora el aroma. Se utiliza mezclando claras de huevo con sal y un poco de vino, y luego se incorpora al vino en movimiento. Tras 15 días, el vino estará listo para ser trasvasado, separándolo de los residuos.
Pasos Generales para la Clarificación
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Seleccionar el clarificante adecuado para el tipo de vino.
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Determinar la dosis necesaria.
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Preparar la disolución del clarificante.
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Aplicarlo al vino en movimiento y dejar reposar.
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Realizar el trasiego para separar el vino limpio.
El proceso de clarificación no solo aporta brillo al vino, sino que también le confiere estabilidad para que se mantenga en óptimas condiciones durante su vida en botella. En ocasiones, se realiza una filtración adicional para vinos destinados a una mayor permanencia en el mercado.
Una vez completados los procesos de filtración y clarificación, el vino está listo para ser embotellado. Este paso garantiza que el vino esté protegido y se conserve en perfectas condiciones hasta el momento de su consumo.